Estimada María Beatriz:
Yo
más que de gritar soy de cagarme en tu puta madre, gritando, sobre todo
después de leer lo que cobras, y en las madres de todos los que son
como tú.
Todos
aquellos que dais lecciones sobre esforzarse, trabajar más, ganar
menos, productividad y competitividad, no hacéis fuerza ni cagando,
llamáis trabajo a pasaros la vida liando y mierdeando las cosas, ganando
sueldos difíciles de justificar, produciendo humo, y compitiendo por el
mayor trozo de pastel. Humo que nos ciega, humo que al final es mierda y
un pastel pagado con el trabajo y el sudor de los que
gritan.
En
estos momentos un trabajador cualificado no gana ni la mitad de lo que
tú ganas y tributa hasta la última gota de su sudor; tú, que NO has
trabajado en nada que no sea comer pollas o lamer culos, requisitos
indispensables para medrar en vuestros reinos de mierda, donde la coba y
el cinismo van de la mano, no oses darme ni a mi ni a nadie lecciones.
El esfuerzo que supone formarse, adquirir experiencia para desarrollar
una actividad productiva -no humo, humo... ¡HUMO!- es algo por lo que no
has pasado y por tristeza no pasarás.
Por
lo tanto tu autoridad moral par dar lecciones a los que gritan es nula.
Haz el puto favor de cerrar la boca y dejar de tocarle los huevos a los
gritones que pagan tu sueldo y no intentes mejorar mi situación porque
al final terminarás mejorando la tuya.
Una bofetada de realidad es lo que te falta, curranta.